Lo primero…¿Que es una hernia discal?
Entre las vértebras de nuestra espalda se encuentran los discos intervertebrales. Estos discos son una estructura cartilaginosa que permiten que las vértebras dispongan de cierta cantidad de movimiento y además de que se mantengan unidas. La osteopatía es un gran aliado para mantener el equilibrio en los estos discos.
Los discos intervertebrales son los amortiguadores de nuestras vértebras.
La hernia discal es una patología que se produce cuando el disco se desplaza y ejerce presión sobre la cavidad destinada al paso de los nervios que recorren nuestra espalda produciendo inflamación.
Lo motivos para que se produzca este desplazamiento son varios:
- El envejecimiento y degeneración en los tejidos propios del paso del tiempo. ¡La edad no perdona!
- Por traumatismos o esfuerzos por encima de nuestra capacidad.
- Malas posturas continuadas.
- Tener una musculatura débil en la zona periférica.
- Sobrepeso.
El síntomas más claros de una hernia discal son la disminución de movilidad y dolor agudo que, por ejemplo en el caso de la hernia lumbar, se desplaza hacía las piernas.
Diagnóstico de la hernia discal
La forma más precisa para confirmar dicha patología es una resonancia magnética y además sirve para descubrir el estado de dicha hernia discal, pues podría ser solamente una protusión y no llegar a ser una hernia discal propiamente. Otro de los datos importante que obtendremos de una resonancia es determinar el grado de opresión que se esta realizando sobre las raíces nerviosas.
En la protusión discal, el disco se daña por su parte más interna, sin llegar a romperse completamente. Por lo cuál, el núcleo de disco, que es el que realmente ejerce la presión sobre la zona nerviosa, no llega a salirse aunque si ejercerá más presión que en su estado normal.
Suele ser la antesala de una hernia discal si no se pone los medios para solucionarlo. Ante un dolor continuado, visité nuestra clínica y permita que nuestros osteópatas cualificados le ayuden.
Pero no todo es la resonancia magnética. Aunque se confirme la existencia de la patología, es imprescindible la valoración de un osteópata profesional. El osteópata se encargará de realizar pruebas de movilidad que confirme que los dolores son producidos por la hernia discal y no por otros motivos. También buscará el posible origen mediante un estudio de su postura para complementar el tratamiento de la hernia con un tratamiento de reeducación postural.
Osteopatía para la hernia discal
Aunque la osteopatía no ofrece una solución para la hernia discal en la primera sesión, si que reducirá el dolor, y con el paso de las sesiones logrará restablecer la movilidad, evitar la progresión de la patología y educar al paciente para evitar más problemas. Según varios estudios, más del 90% de los pacientes logran una gran mejora de su situación entre la 4º y 10º sesión.
El tratamiento osteopático será en función del diagnóstico, pero en general se busca conseguir una mayor estabilidad de las vértebras y normalizando así la zona lesionada e intentar devolver le núcleo del disco a su posición habitual.
Aunque pueda resultar obvio, nos gustaría recordar que cuando se padece una hernia discal hay que tener un cuidado extra con los movimientos que realizamos, por ejemplo, evitar los malos gestos posturales, perder peso si fuera necesario, evitar los deportes con movimientos más violentos, cuidar la cama donde dormimos, reforzar nuestra musculatura periférica a la hernia, etc.